Vivimos un momento histórico como clase trabajadora y debemos actuar en consecuencia para luchar por el poder y la victoria
El gobierno de las y los ricos desde hace meses nos ha condenado al desempleo, la miseria y la muerte. Millones de trabajadoras y trabajadores han perdido sus fuentes laborales o han visto reducida sus jornadas por las leyes patronales, otros por el confinamiento producto de las cuarentenas, esto a causa de la crisis capitalista y la crisis sanitaria que vino a agudizar aún más las contradicciones entre la burguesía y la clase trabajadora que luego del alzamiento de octubre evidenciaron para el conjunto del pueblo que las y los que nos gobiernan solo trabajan en beneficio de los ricos y poderosos y en contra de la clase trabajadora y grandes mayorías populares.
Sin duda la crisis capitalista a la cual asistimos tiene características que la hacen particular: la extensión en el tiempo, su profundidad e integralidad, hacen de ésta una de las más brutales en los últimos 80 años y sus efectos han calado hondo en la vida material de la clase trabajadora, pero también ha hecho que quienes nos dominan y explotan, es decir, la burguesía, por un lado, haga pagar los costos a la clase trabajadora pero también, agudice sus contradicciones internas, dejando en evidencia su avaricia y bestialidad.
Las y los poderosos están en aprietos y eso nos favorece. Ellos también están perdiendo sus dividendos ya no son los mismos desde antes del inicio de la actual crisis capitalista, la tasa decreciente de ganancias sigue cuesta abajo, lo que desde luego las y los obliga a sobre explotar y precarizar aún más la fuerza de trabajo, buscando al interior del bloque en el poder acuerdos que le permitan sortear de mejor manera la actuales dificultades, tal como el acuerdo por la paz de noviembre pasado. Este escenario ha volcado a millones de trabajadores y trabajadoras a tomar conciencia de su lugar en la producción y a ir paulatinamente adquiriendo conciencia para sí, transformándose en el sujeto histórico de los cambios radicales y revolucionarios, el proletariado de a poco comienza a constituirse.
Las y los revolucionarios tenemos enormes tareas históricas y monumentales desafíos delante de nosotros y nosotras. La crisis capitalista y sanitaria puso ante nuestros ojos nuevas condiciones objetivas y subjetivas en la lucha de clases, el alzamiento popular de octubre nos demostró la energía y el potencial combativo de la clase trabajadora y su capacidad de organización y lucha. A pesar de la enorme represión, las y los trabajadores y el pueblo de forma masiva y radical y a escala nacional, dieron muestras de coraje y arrojo en las extensas jornadas de octubre y noviembre.
Hoy nuevamente el pueblo vuelve a la lucha; el desempleo, el hambre y las migajas del gobierno de los ricos han generado las condiciones para un nuevo proceso de movilización ascendente y explosivo que ha tenido en el centro la lucha por comida y por respuestas oportunas y pertinentes ante las crisis sanitaria producida por el coronavirus COVID 19, que a la fecha tiene más de 174.293 contagiados/as y 3323 muertos de acuerdo a las cifras entregadas por el Ministerio de Salud hoy encabezado por Enrique Paris. Al parecer estamos ad portas de una nueva oleada de protestas populares y debemos estar preparados y preparadas para ese seguro teatro de operaciones.
Nuestras tareas hoy pasan por aportar a mejorar las condiciones materiales para impulsar nuevos escenarios de organización, lucha y combate:
Ø El fortalecimiento de la protesta popular nos obliga a desarrollar de forma creativa y dialéctica la cualificación ideológica de los contingentes revolucionarios y el pueblo, por otro lado generar dispositivos sanitarios y legales que den soporte multilateral ante situaciones de compañeras y compañeros heridos y detenidos por las fuerzas represivas del estado capitalista y patriarcal.
Ø También mejorar las capacidades físicas y de defensa personal de nuestro pueblo, que permitan resistir las extensas jornadas de lucha contra los perros de presa del capital y hacerle frente a los grupúsculos facistoides que hoy proliferan en algunos territorios y que no dudaran en hacernos frente para defender los intereses de la burguesía.
Ø Por otro lado, desarrollar capacidades operativas para la autodefensa de masas y desarrollar nuevas e ingeniosas acciones de agitación y propaganda para desplegar la línea política del proletariado y convocar al conjunto del pueblo a luchar por mejorar sus condiciones de vida.
Ø Por último, desarrollar entre las masas la logística e infraestructura mínima para desarrollar la lucha popular que asegure casas, sedes, medios de transporte que permitan impulsar y sostener la movilización y protesta.
En el plano organizativo se debe fortalecer la articulación de las y los revolucionarios y la unidad política de las y los comunistas. En los territorios debemos generar las condiciones para que los espacios de organización del pueblo, sean sindicatos, organizaciones populares, de mujeres, estudiantiles, entre otras, se encuentren y desarrollen procesos colectivos de lucha contra el estado y las políticas públicas y sociales de la patronal que nos eternizan en la pobreza y la miseria.
Es imperioso que las organizaciones de masas transiten hasta la generación de un bloque popular que articule al conjunto de la clase trabajadora en un referente multisectorial clasista, anticapitalista, antiimperialista, y antipatriarcal que de a poco articule las luchas y construya un programa revolucionario que permita proyectar una nueva sociedad sin explotados/as ni explotadores/as.
Así mismo, las organizaciones revolucionarias deben constituir un frente político para darle conducción al actual proceso de la lucha de clases, acabando con la dispersión y los caminos propios.
Avanzar en la unidad de las y los comunistas y consolidar la construcción del verdadero partido comunista revolucionario, es finalmente el instrumento organizativo que debe permitirnos dar un salto cualitativo y cuantitativo en la lucha de clases en Chile, dotando de una perspectiva estratégica a la misma. Un partido de cuadros, unido dialécticamente con las masas, acerado en la ideología del proletariado, que basado en el centralismo democrático y la lucha de líneas, genere las condiciones para impulsar la lucha por el poder y la victoria para el proletariado.
Un instrumento político que a través de un proceso revolucionario con perspectiva comunista derrote a la burguesía e instale la dictadura del proletariado y haga las transformaciones necesarias para avanzar hasta la extinción de la propiedad privada, el fin de la explotación, opresión y dominación.
Nos encontramos en un momento histórico, atravesado por una crisis integral del capitalismo, las y los revolucionarios debemos desplegarnos entre las masas en jornadas diarias de solidaridad de clase, de propaganda y de protesta. Debemos apoyar el fortalecimiento y multiplicación de la organización popular, debemos esforzarnos el doble para ser un aporte en la cualificación de nuestra clase, y por sobre todo, servir al pueblo de todo corazón. Sólo así, con entrega, humildad y acerada convicción podremos luchar por el poder y la victoria.
Pablo González, San Antonio, 15 junio 2020
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