Por Marcel Garcés Muñoz.
En un acto, que representa una intromisión impropia en la escena política nacional y una clara y abierta deliberación, el presidente del Cuerpo de Generales y Almirantes de la Defensa Nacional, Almirante Rodolfo Codina Díaz, ha hecho un llamado a los integrantes de esa entidad a rechazar el proceso constitucional en marcha en el país, proclamando además su adhesión y ensalzando el texto constitucional elaborado e impuesta por la fuerza de las armas y el terror por la dictadura de Augusto Pinochet, al que denomina por cierto como “gobierno militar”.
El texto de la proclama del almirante Codina, ha sido distribuido a la entidad que agrupa, como una casta o “partido político” a los militares en retiro, (la “familia militar”, tan cercana a la ultra derecha) y utilizado como espacio, como una trinchera, para una deliberación política de quienes mantienen su adhesión a los crímenes de la dictadura militar (1973-1990).
Se trata, por supuesto, de una abierta y descarada amenaza a la democracia, al ejercicio de la soberanía popular. Y de una pretensión de entrometerse, sobre la base de una amenaza castrense, al derecho de la ciudadanía de ejercer sus derechos democráticos.
No escapa a nadie el carácter de actos de presión indebida, de chantaje, y hasta de amenazas, que representan posicionamientos que parten de “hermandad de las armas”, de las que habla el Cuerpo de Generales y Almirantes en sus estatutos fundacionales.
En su texto el Almirante Codina defiende apasionadamente la Constitución de la dictadura de Pinochet y llama a un proceso de “reflexión” crítica, en realidad de desconocimiento y rechazo al proceso constituyente en marcha en el marco de la voluntad política nacional y la institucionalidad democrática, demandado por la ciudadanía, asumido por el Gobierno y los poderes del Estado.
La carta- que no se sabe si debe ser caracterizada como “arenga”, “proclama”, “consigna”, “voz de orden”, “manifiesto sedicioso”- fue denunciado por la periodista, Alejandra Matus en el programa “Mentiras Verdaderas” de “La Red”, el lunes 17 de agosto, y su facsímil fue difundido por el diario digital “Convergencia Medios” – no encubre su orientación política antidemocrática, ni su adhesión y simpatía por la dictadura criminal de Pinochet, comprometiendo y utilizando una institución de militares en retiro para incentivar una posición política conspirativa, sediciosa y antidemocrática.
El Almirante Codina, convertido en entusiasta propagandista de la dictadura de Augusto Pinochet afirma que “La Constitución que nos rige tuvo su origen en un estudio profundo efectuado por un connotado grupo de juristas, constituido durante el Gobierno Militar, por cuanto era imprescindible restablecer las bases estructurales de nuestra Patria, quebrantada por la crisis institucional que se había vivido (…) El resultado de ese trabajo se materializó en nuestra actual Constitución Política, aprobada mayoritariamente por nuestros conciudadanos»”.
No queda claro en que mundo vivía entonces, o vive hoy, el Almirante Codina, que asume como historiador, tanto como propagandista nostálgico, o agitador, agrega otras “reflexiones”, para sumar más argumentos a quienes hoy buscan frustrar el proceso constituyente.
Lo claro es que es nostálgico de ese pasado, que no solo desconoció los derechos humanos básicos de los chilenos, sino que avergüenza al conjunto de la sociedad chilena.
Puede ser que el Almirante Codina prefiera el imperio del terror y de la muerte, de los degollamientos y los “fondeos” de demócratas en el mar de Valparaíso.
Que él lo asuma en su conciencia, pero no tiene derecho a pretender utilizar la mentira, o la desfiguración artera de la realidad vivida por cientos de miles de chilenos, como discurso que reviva el pinochetismo.
Conviene entonces leer, serenamente, pero en su verdadera perspectiva. sus argumentos: “Sin duda podemos seguir perfeccionando nuestra Carta Magna, con los mecanismos previstos en ella y con la participación de los actores políticos competentes, pero no aparece en absoluto razonable, que sin un estudio serio de su contenido, se propicie su derogación y reemplazo por otra ya que, al hacerlo sin saber los fines que la motivan ni los objetivos reales perseguidos por sus promotores, sería una imperdonable irresponsabilidad con nuestro pasado y el futuro de nuestra Patria».
Cuando desde la Derecha política, el Gobierno, y analistas subordinados a los grupos económicos nacionales y transnacionales se intensifica la campaña de descalificación contra el plebiscito constitucional y el contenido de la nueva Carta Magna, la carta de Codina, se suma a una estrategia antidemocrática, sediciosa, de envenenamiento de la convivencia nacional.
Y ello se suma –francamente, conspira-, desde una perspectiva descalificatoria de la democracia y de los derechos ciudadanos, a la distracción de la atención nacional con eventuales campañas de “presidenciables” y polémicas secundarias, escándalos varios de una farándula entre corrupta e intrascendente, y hasta crímenes varios, a una campaña, que busca frustrar el proceso democrático de una nueva Constitución, y del anhelo y derecho de la ciudadanía a un país donde la institucionalidad democrática sea sólida y determinante de la convivencia nacional.
Los sectores democráticos no deben eludir su toma de posición, su franca condena, frente a estos intentos sediciosos y de desconocimiento de la soberanía popular y de la democracia.
No ha que esperar que sea demasiado tarde.
Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 22 de agosto 2020
Crónica Digital
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