El conflicto militar en Ucrania va a cumplir un año prontamente en febrero de este 2023, un conflicto que a esta altura dista mucho del punto inicial. En aquel tiempo, a inicios del 2022, la popularidad del presidente Zelensky había disminuido drásticamente, el apoyo popular al otrora líder del país se debatía entre críticas y el escaso apoyo. El incentivo de los conflictos bélicos es un ingrediente válido cuando los fines estratégicos están detrás de los movimientos de las potencias, a un alto nivel del núcleo del poder, donde sólo habitan las grandes potencias, no reina la democracia como principio fundamental y por supuesto tampoco los DDHH, el eje fundamental de todo movimiento de las potencias tiene que ver con el poder y el dinero que justifican dichas posiciones.
Recientemente, un titubeante canciller alemán Olaf Scholz negaba tajantemente el posible envío de tanques Leopard 2 a Ucrania para luego girar a una posición que condicionaba el envío si es que los Abrams M1 estadounidenses no marchaban a Ucrania enviados por Estados Unidos. Desde toda lógica, el envío de tanques supone una escalada en el conflicto y la confirmación del envío de media centena de tanques a territorio ucraniano está en proceso. En su visita por latinoamérica, Olaf busca resolver los problemas de sumistro de energía causados por la negativa de comprar gas a Rusia, acelerando así los compromisos energéticos que en su momento Sebastián Piñera amarró con la Unión Europea y que hoy se traducen en una demanda por producir supuestas «energías limpias» como el Hidrógeno Verde, a costa de la explotación intensiva de agua y de los bienes comunes naturales en la patagonia chilena. Nuevamente Chile y latinoamérica vuelve a ser un peón en el ajedrez de intereses de las grandes potencias.
El Presidente Gabriel Boric hablará con su par Zelensky este lunes 30 de enero en el marco del apoyo que le ha brindado a Ucrania primeramente con una remesa de dinero en conciencia de las necesidades del país, si bien las cifras podrían ser catalogadas como ridículamente incidentes en torno a la mención, el acto deliberante es lo que cuenta y en esto hay que ser bien claros, el presidente Gabriel Boric no ha sido mandatado a apoyar a Ucrania poniéndose en el ojo de una super potencia como Rusia caminando de la mano con una sometida y deficiente política internacional llevada adelante por la cancillería y su paupérrima ministra. También el apoyo de Chile, estaría dado por el aporte de personal para detectar y desactivar minas antipersonales.
Cuando los miles de millones de dólares han circulado eficientemente desde Estados Unidos a Ucrania, un país catalogado y reconocido abiertamente como corrupto, cuando las ventas de armas y material bélico de los estadounidenses ha subido más de un cuarenta por ciento (40%), reconocido por el mismo Departamento de Estado norteamericano en el último semestre, cuadrarse políticamente con Estados Unidos es cuadrarse con un financista de la guerra, los hechos consumados no pueden ser desestimados, los números son evidentes, a Estados Unidos le conviene desde toda lógica incentivar el conflicto ocupando el posicionamiento internacional liderado por la OTAN. Presidente Boric, Chile no lo mandató a financiar a un país que es parte de un conflicto que no nos pertenece.
Presidente Boric, Volodimir Zelensky es el principal incitador de la guerra pidiendo material bélico sin arriesgar él, ni medio pellejo, es su gente la que sufre las consecuencias, ya no son suficientes los tanques que enviará a Ucrania, sino también ha solicitado el envío de aviones cazas, lo que hace abiertamente participes a los países que estén sumistrando equipo militar de alta gama, el involucramiento de la OTAN es evidente y claramente no son las blancas palomas defensoras de la democracia y la libertad.
El sometimiento a las potencias contiene riesgos fundamentales que están asociados a una política de aliados, la super potencia norteamericana rentará de todo país a través del posicionamiento de sus transnacionales, y de ser necesario irá por otras formas de presión que usen el mismo principio, el posicionamiento estratégico que ha construido como la potencia reinante luego de las guerras mundiales. La guerra no es sólo de Ucrania con Rusia, es Estados Unidos contra Rusia, la eterna historia que se oculta en matices e hipocresías de la prensa y que vive momentos decisivos ante la extensión del conflicto que en un aspecto geopolítico busca de pasada desindustrializar a Europa, cuyo motor europeo, Alemania, se ve sometido a esta política de aliados movidos por la rusofobia y la matonezca política militar expansionista de la OTAN.
La conversación con Zelensky y la venida del Canciller alemán, sumado al tremendo vacío existente de una perspectiva y lectura geopolítica de la Cancillería y del presidente, podrían sumar un problema de fondo para el país, si la presión estadounidense se acentúa y la senda es consecuente con el sometimiento mostrado por los europeos, Chile podría verse enfrentado a la posibilidad de entregar material militar a un conflicto del cual Chile se haría directamente parte.
Presidente Gabriel Boric, Chile no lo ha mandatado a hacernos parte de este conflicto, se le ha mandatado a hacer carne las muchas promesas de cambios sustanciales de las cuales construyeron un programa en una ferviente alegría con el partido comunista, cuyo actual desarrollo ha gestado y mostrado evidentes inconsecuencias y una falta de poder efectivo, que lamentablemente producen tremendas incertezas para el futuro de la nación que le otorgó el mandato. En un momento donde el mundo y latinoamérica aboga por salidas pacíficas al conflicto, una política internacional errática podría comprometer gravemente los interéses de Chile. A modo de ejemplo, recordemos que en la II Guerra Mundial, el 18% del cobre usado en la industria bélica aliada era chileno. Tras ser atacado por Japón, Estados Unidos impuso un precio de guerra al cobre chileno, a 12 centavos la libra, la mitad de lo pagado en la I Guerra y un tercio del valor de mercado, agravando la dependencia del país a las potencias occidentales. ¿A que nivel llegan los compromisos que usted presidente está asumiendo de manera unilateral con EEUU y Ucrania? La única política internacional viable para Chile y la región pasa por apostar por salidas pacíficas al conflicto y en ningún caso, intervenir militarmente apoyando a alguna de las partes en conflicto.
Publicado por Revista De Frente
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