Senador Alejandro Guillier analizó temas de contingencia con la comunidad estudiantil y académica de la UBB
Reforma
educacional y carrera docente, crisis política e institucional, la generación
de una nueva Constitución Política y la crisis de la democracia representativa
que se experimenta en Chile, fueron algunos de los principales temas abordados
en el Conversatorio entablado entre el actual senador de la República,
Alejandro Guillier Álvarez, y estudiantes y académicos de la Universidad del
Bío-Bío.
La actividad fue realizada en la Sala A-23 del Campus La
Castilla y fue posible a través de la coordinación de la Dirección de
Desarrollo Estudiantil, la Federación de Estudiantes de la sede Chillán de la
UBB, el Departamento de Arte, Cultura y Comunicación, y el Centro Social y
Cultural Pedro Lagos Marchant.
La secretaria de Finanzas de la FEUBB de la sede Chillán,
Constanza García Pérez, destacó el propósito del conversatorio. “La FEUBB tenía
previsto invitar a algún ente político y la idea de traer al senador Alejandro
Guillier surgió en conjunto con la Dirección de Desarrollo Estudiantil.
Básicamente, queríamos tratar y analizar temas contingentes de educación, y se
dio la instancia en que estamos en periodo de movilización interna y que el
senador quiso concurrir hasta el Campus La Castilla, y elegimos este campus
porque aquí se encuentran las carreras de pedagogía que están afectadas
directamente con el tema de la carrera docente. Creemos que es bueno que venga
un político a hablar de temáticas políticas con los estudiantes, y más él que
tiene un pasado periodístico. Los compañeros ha valorado y participado
activamente con preguntas y reflexiones”, comentó la dirigente estudiantil.
El encuentro no se estructuró sobre la base de una
charla, sino que fueron los propios estudiantes quienes directamente formularon
preguntas y definiciones del senador respecto de los temas de contingencia
nacional.
En dicho marco el senador Guillier manifestó que
actualmente se confirma una clara politización de la sociedad chilena, que
quiere ser parte del debate y de las definiciones de lo público, y que por
tanto rechaza los ‘proyectos de ley cocinados’ que no obedecen necesariamente a
los intereses ciudadanos, sino que han sido discutidos y concebidos
exclusivamente en el Congreso.
Igualmente, manifestó que la confirmación de la relación
espuria entre políticos y negocios no es completamente nueva en el país, sino
que aquello que lo hace novedoso y al mismo tiempo riesgoso, es el afán de
algunos por llegar a la política con el exclusivo afán de generar dinero y
acumular riqueza.
El senador manifestó que hoy hace falta discutir más
sobre el fondo y sentido de las reformas que
en las formas en cómo se logre aquello. Esa es una tarea que no se ha
realizado, pues tampoco se han generado los espacios para que eso ocurra,
manifestó. En consonancia, el congresista aseveró que se han experimentado
cambios sociales relevantes, pues la sociedad chilena comenzó a considerar la Educación
como un derecho y no como un privilegio, y estima que algo similar ocurrirá con
el tema de Salud.
Sobre la posibilidad de realizar un plebiscito para
convocar a una Asamblea Constituyente que elabore una nueva Constitución, el
senador Guillier manifestó que es un tema delicado, pues considerando el actual
estado de las cosas, perfectamente podría participar el 20% de los votantes, lo
que restaría finalmente validez al proceso. Igualmente, la conformación de
dicha Asamblea Constituyente hoy supone una complejidad mayor, pues al estar en
entredicho la clase política y la institucionalidad en general, no es posible
avizorar quiénes podrían integrar dicha asamblea sin ser cuestionados o
refutados por los distintos actores sociales.
La Reforma a la
Educación genera críticas desde distintos sectores, considerando a profesores y
estudiantes que dicen no sentirse representados ¿Cómo es posible realizar la
reforma desde esa perspectiva?
-“Creo que el error que tenemos es creer que las reformas
sociales se hacen mediante leyes, y eso no es así. Lo importante es generar un
proceso social donde los grandes protagonistas son los actores de la educación,
los profesores, estudiantes, apoderados, proveedores, entre otros, quienes van
generando los cambios institucionales y la ley solamente va confirmando,
reforzando o facilitando esos procesos. Pero en Chile, tendemos a creer que
porque se hizo una ley se acabó el problema, y eso está ocurriendo hoy porque
los profesores, que deberían ser los grandes protagonistas, no lo son, y es
porque sienten que la reforma se les escapa de sus manos, que la están haciendo
unos técnicos y se está cocinando en el Congreso, y por lo tanto, ellos
terminan siendo observadores pasivos, más o menos críticos, y no se sienten
identificados.
Tenemos que lograr que los profesores, estudiantes,
apoderados y proveedores, se sienten a pensar la educación y a hacer las
reformas desde la experiencia, y entender que este es un proceso social, y no
solamente una ley que puede quedar sólo en el papel”.
Usted indicó que
las marchas, los paros, son instrumentos de los movimientos sociales, pero que
también es necesario generar contenidos y articular discursos contra
hegemónicos…
-“La marcha, la toma y el paro son instrumentos que
permiten decir ‘téngase presente’, es poner el tema en la agenda y decir ‘somos
muchos los que estamos detrás de esto’, pero no nos resuelve el problema del
contenido, porque necesitas un discurso anti hegemónico para confrontarlo con
las ideas vigentes ¿cuál es la nueva educación? ¿cómo entendemos el trabajo en
el aula? ¿cómo entendemos la carrera del profesor? Y sobre eso se debe tener
propuestas, y por lo tanto hay que ser capaces de manejar los dos tiempos,
hacer demostración de fuerza, pero también presentar las ideas y el discurso
nuevo. Pienso que se avanzó mucho, porque el movimiento estudiantil nació como
una protesta por el endeudamiento de las familias, porque los bancos prestaban
con intereses muy caros, las universidades comenzaron a sumarse y a subir y
subir el precio de los aranceles; cada día la familia se vio más estrangulada,
pero después los mismos estudiantes demostraron que había aquí un problema
mucho más de fondo, y era la calidad de la educación. Y por eso ahora podemos
hablar de la pertinencia de la educación, que no forma las competencias que los
jóvenes necesitan para desenvolverse en un mundo globalizado,
transnacionalizado, el mundo de las ciencias, de la tecnología y de la
innovación. Poco tiene que decirnos la educación chilena de hoy frente a ese
mundo que viene, y por lo tanto los jóvenes intuyen que esa educación no los
prepara para el futuro, en consecuencia, necesitamos trabajar ahora los
contenidos y crear los espacios. El espacio no puede ser sólo las comisiones
del Congreso, tiene que haber más trabajo prelegislativo, con más participación
y compromiso de los actores, pero también hay que crear los espacios y los
incentivos para que (los actores) se sientan escuchados, para que la reforma no
solamente esté aprobada, sino que sea expresión de los anhelos que los chilenos
tienen de la educación que quieren”.
¿Cuáles son los
desafíos de la democracia actual, considerando la crisis de confianza entre
ciudadanía y clase política?
-“En Chile lo que está haciendo crisis es la democracia
representativa, que consiste en delegar la propia soberanía como ciudadano a
través de un voto para que alguien te represente, y ocurre que esas
instituciones están muy debilitadas porque los tiempos cambiaron, porque la
globalización, las transnacionales tienen más poder que los estados nacionales,
porque los partidos políticos son menos consistentes que antes, porque tienen
menos capacidad de respuesta frente a un mundo nuevo. Eso hace que no haya
concordancia entre lo que anhela el ciudadano aunque sí intuitivamente con lo
que le propone el sistema, y por lo tanto lo que estamos viviendo en Chile es
una crisis de las instituciones, no es sólo una crisis de las personas como se
dice, y tenemos que repensar la escuela, cualitativamente nueva, pero también
las formas políticas. La política no sólo la hacen los políticos ni los
partidos, también la hacen los movimientos sociales, las organizaciones de
base, los gobiernos locales y regionales, la hacen las instituciones, las
fuerzas armadas, las iglesias, los gremios, los empresarios, los sindicatos, y
todos son actores políticos que influyen en la toma de decisiones y si no, no
sería la huelga, que es influir en un toma de decisión colectiva, por lo tanto
tenemos que sincerar y abrir el debate de manera que las reformas no se
entiendan que son sólo en función del Gobierno y del Congreso, sino que son
esencialmente ciudadanas, porque el gran cambio que hay, es que la gente ya no
quiere delegar su ciudadanía, quiere participar directamente. El profesor no
confía en una reforma hecha por otros, quiere una reforma de la cual es parte y
que lo expresa, y ese puente no lo estamos consiguiendo”.
Por Cristian Villa Rodríguez
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