Cuando ingresé al Partido Socialista en 1992, lo hice pensando que los valores del socialismo encajaban perfectamente en como yo veía la vida. Sentía, como lo siento hoy, que el socialismo más que un partido o una corriente política, es una forma de vida. Más de 20 años después, el Partido Socialista se ha alejado absolutamente de esos valores que lo inspiraron y en los que he creído toda mi vida.
Fuente Lanacion.cl
Por Felipe Pizarro Saldias
Presidente de la Corporación de Asistencia a las Comunidades Educativas se Chile, Apoderate.
La absoluta falta de empatía que muestran la dirigencia nacional, parte de su militancia y algunos parlamentarios, por las temáticas que preocupan al pueblo chileno y que lo han mantenido en continuo proceso de movilizaciones desde hace ya varios años, es una muestra de esa realidad.
El Partido Socialista de Chile, históricamente siempre estuvo a la cabeza de los movimientos sociales que lucharon por los cambios que el pueblo requería. Nuestros dirigentes con actitud decidida y valiente, fueron un ejemplo de cómo el socialismo debe enfrentar las injusticias y los abusos que en nuestro país, siempre se ha sometido a los que menos tienen y son más vulnerables.
Nuestro partido ha perdido absolutamente la brújula, ha perdido totalmente la orientación y el compromiso de cambio social y lucha por los derechos de los que menos tienen y más necesitan. De la mano de una casta de militantes, dirigentes y parlamentarios, encabezados por el presidente Osvaldo Andrade y de su eterno consigliere, el militante Camilo Escalona, han transformando a este, el partido de los trabajadores, con profunda vocación revolucionaria, en un eunuco ideológico. En un conventillo de intereses personales. Nos hemos transformado en una masa clientelar a los intereses de los que están mejor posesionada políticamente.
Los últimos 20 años nuestro partido no solo se ha alejado dramática y penosamente de esa forma de actuar, si no lo que es peor, muchos de sus militantes han traicionado esos valores de la manera más brutal. Y el resto hemos mirado sin hacer ni decir nada en concreto que pudiera demostrar un mínimo de autocrítica y que nos permitiera revertir esos errores e injusticias.
En nuestros gobiernos, con presidentes o ministros socialistas se cometieron brutalidades tan grandes y atentatorias contra los principios y valores socialistas que a muchos de nosotros nos ha invadido la rabia y la vergüenza. En esos gobiernos donde participamos como partido y con trabajo de militantes socialistas se creó el crédito con aval del Estado, se utilizó la ley de seguridad interior del Estado en contra del pueblo Mapuche. Se creó la regulación que permite mucho de los abusos que se cometen en el retail. El Banco Estado, con presidente socialista a la cabeza, el militante Jaime Estévez, creó el mecanismo con el cual se le robó ahorro a miles de chilenos. La mayoría de ellos gente trabajo, la que se suponía debíamos defender de los abusos de este sistema.
Lo concreto es que finalmente terminamos como partido avalando, administrando y profundizando un modelo económico neoliberal, heredado de la peor dictadura que recuerde la historia de nuestro país. Modelo responsable de las peores injusticias sociales. Hoy educación, salud, que deberían ser considerados derechos fundamentales y básicos, y por lo tanto gratuitos, están lejos de serlo y, además, militantes nuestros han usufructuado de estos “negocios” sin cuestionamientos de ninguna especie.
Todo lo anterior sostenido por una constitución espuria, profundamente antidemocrática, que sirve de pilar de este modelo económico que subyuga y humilla a nuestro pueblo de todas las maneras posibles, limita sus derechos entregándoselos al mercado casi sin regulaciones.
No somos culpables sólo de omisión, de no haber podido imponer nuestros términos frente a una coalición que ha negociado con la derecha más recalcitrante y antidemocrática del mundo. Somos culpables, de palabra, obra y omisión.
Nuestro partido ha perdido absolutamente la brújula, ha perdido totalmente la orientación y el compromiso de cambio social y lucha por los derechos de los que menos tienen y más necesitan. De la mano de una casta de militantes, dirigentes y parlamentarios, encabezados por el presidente Osvaldo Andrade y de su eterno consigliere, el militante Camilo Escalona, han transformando a este, el partido de los trabajadores, con profunda vocación revolucionaria, en un eunuco ideológico. En un conventillo de intereses personales. Nos hemos transformado en una masa clientelar a los intereses de los que están mejor posesionada políticamente.
Hemos contribuido decididamente con nuestra actitud timorata a crear esta política de hoy, donde predomina es una oligarquía parlamentaria que se eterniza y acomoda según los intereses personales y totalmente utilitarios, a las minorías que mantienen el poder económico. La misma minoría a la que entendíamos que teníamos combatir, a la que frente a la gran mayoría de chilenos(as), parecemos servir sin miramientos.
La actitud iluminada y arrogante de militantes como Camilo Escalona, quien no trepida en insultar de la manera más vulgar a quienes no estamos de acuerdo en sus planteamientos, cabe recordar el mote de fumadores de opio con que definió a los que estamos a favor de la Asamblea Constituyente, esto pese a que el propio Congreso del partido había decidido apoyar esa idea de manera democrática. Pretende convertirse en nuestra conciencia moral dando cátedra de cómo el partido socialista debe navegar en la institucionalidad para conseguir cambios, que la misma institucionalidad niega. Es esa actitud, respaldada por un grupo de dirigentes nacionales que no respeta la democracia interna y trata de todas las maneras posible de imponerlo a él y a otras vacas sagradas del socialismo como candidatos a un Parlamento que a todas luces no asegura en ningún caso conseguir ni avanzar de manera alguna en los cambios deseados.
Pero esta insistencia e intento de violación de los principios más básicos de la democracia interna sólo se sostiene en una estructura partidaria que se articula en una serie de supuestas corrientes de pensamiento, que ya hace mucho rato de pensamiento no tienen nada. Estas corrientes son simplemente de poder. Son sólo la manera en que caudillos, ya sea por apellido o por el poder político acumulado a través de los años, intenta mantenerse en primera línea, asegurando así, tanto para ellos como para sus colaboradores más cercanos, las granjerías y ventajas económicas de un sistema político que hace agua por todos lados.
Para mí al menos en este escenario, se hace insostenible la mantención de mi militancia. No han sido poco los compañeros y amigos que me han dicho que la pelea para cambiar esta realidad se debe dar desde adentro y reconozco que durante un buen tiempo yo compartí esa idea. Pero hoy veo con más claridad que nunca, que hay tanto por hacer en este país, que hay tanto por lo que un socialista debe luchar, que no se puede seguir perdiendo ni energía ni tiempo en luchas intestinas, en un partido que ha perdido sus más básicas orientaciones.
Lo que el PS de Chile necesita, hoy más que nunca, es un verdadero proceso revolucionario. Pero este debe ser interno. Por esto, cuando la revolución empiece por casa, entonces solo ahí podré evaluar de manera seria regresar y dar esa lucha con todos ustedes. Mientras tanto, mi renuncia al Partidos Socialista de Chile, presentada esta semana en el Servicio Electoral, se mantendrá firme.
Comentarios
Publicar un comentario
El Itihue Es Miembro De La Red De Medios De Los Pueblos de Chile, además integra La Coordinadora de Medios Populares de Ñuble. Su Director Es Samuel Muñoz Orellana Contacto Fono - WhatsApp +56 9 79796843. Mail diarioelitihue@gmail.com. Hola. Necesitamos de tu apoyo económico para seguir con este medio de comunicación, lo puedes realizar a la cuenta Rut 13.618.014-2 BancoEstado/ Chile En la Región de Ñuble, Necesitamos romper el Cerco Informativo Haz un Clip en la Publicidad. Gracias