ACLARACIONES NECESARIAS
Cuestiones generales:
Lo
primero en señalar es que esta demanda no tiene relación alguna con la
condición de candidato presidencial del Sr. Claude. Esta demanda se
remonta a 2010, es decir, mucho antes de que la situación política antes
mencionada existiera. Asimismo el embargo de su casa no responde a otra
razón que su negativa a acatar los fallos judiciales que le ordenaban
indemnizar a sus ex trabajadores y los mecanismos que la ley establece
para hacer prevalecer su imperio. Aclaramos además, que nada tuvimos que
ver en que los medios de comunicación denunciaran estos hechos.
Dicho lo anterior y ante las descaradas mentiras del
Sr. Claude en relación al juicio laboral que perdió, declaramos lo
siguiente:
1.- No éramos trabajadores:
Torciendo
mañosamente los hechos, el Sr. Claude señala que Diario UNO no tenía
trabajadores, sino sólo colaboradores que enviaban páginas de vez en
cuando y por las cuáles se les pagaba por artículo publicado. Es cierto
que casi todos laboraban como "freelance", lo que no dice el Sr. Claude
es que éramos los únicos trabajadores estables y a tiempo completo del
periódico, dado que estábamos a cargo de toda la producción periodística
en nuestra condición de Editor y Sub-editor y corrector de pruebas, tal
como aparece señalado en el colofón de la publicación. Tanto es así que
ambos recibíamos un sueldo mensual fijo para desempeñarnos en estas
tareas, no pago por página publicada, todo lo cual fue debidamente
acreditado por el tribunal. De hecho, miente descaradamente cuando
señala que el periódico ni siquiera tenía oficinas, lo cierto es que
tenía oficina, allí trabajábamos, se realizaban las reuniones de pauta,
se almacenaban los periódicos sobrantes y era la dirección legal, tal
como constaba también en el mismo colofón.
El
Sr. Claude, como el peor de los empresarios, intenta justificar su
planteamiento afirmando que como no teníamos un contrato de trabajo
formal, no éramos trabajadores. ¿Qué define una relación laboral?: una
relación de subordinación y dependencia hacia un jefe, él era el
director y definía lo que debíamos hacer; la realización de un trabajo,
cuya prueba evidente era el mismo semanario; y el pago periódico y
estable por ese trabajo en un período de tiempo: esto se conoce como
contrato "tácito". Si sólo fueran trabajadores los que poseen un
contrato fijo, entonces deberíamos decir que en Chile sólo un tercio de
los que trabajan y viven de un salario, son trabajadores.
En
su oportunidad, el Sr. Claude durante el juicio, quien quiera puede
revisar el expediente que es público, llegó a afirmar que nosotros no
recibíamos pago, y que éramos voluntarios en nuestra condición miembros
de la cooperativa que el formó para financiar el periódico. Bueno, en el
juicio se acreditó que nosotros nunca formamos parte de dicha
cooperativa y que llegamos al periódico en nuestra condición profesional
de periodistas y no de tenedores de acciones.
2.- Cometieron perjurio y presentaron testigos falsos:
Un juicio es un acto legal y solemne por el cual un
poder del Estado se aboca a la difícil tarea de administrar justicia.
Por tanto, cada acto, decisión, palabra, hasta incluso el espacio
físico, la ropa y la postura corporal están rígidamente normados. Esto
es mucho más delicado aún en el caso de testigos y juicios. Cada uno de
nuestros testigos en el proceso fue debidamente acreditado y aceptado
por el tribunal y cada uno de nuestro testigos eran o habían sido
trabajadores del periódico, entre ellos la periodista fundadora y ex
administradora del periódico -hoy lamentablemente fallecida- Patricia
Roa. ¿Cuál era el objeto de esos testigos?, acreditar la existencia de
la relación laboral que el Sr. Claude negaba. En este punto, el propio
testigo de Claude, su amigo y entonces Subdirector del periódico,
Fernando Montolio, reconoció que nosotros éramos trabajadores. Quien
tenga dudas, puede revisar el fallo.
3.- Perdí el juicio porque "no me preocupé" de enfrentarlo:
Esta es otra de las mentiras de este personaje,
perdió el juicio simplemente porque nosotros teníamos la razón, lo cual
fue acreditado en tribunales. Y fue ratificado en la Corte de
Apelaciones a la que él recurrió; y hasta en la Corte Suprema, instancia
a la que él mismo también apeló para no responder ante nuestra
condición de trabajadores y la suya de empleador. Estuvo preocupado del
proceso porque de hecho fue a juicio y apeló a todas las instancias
posibles. Simplemente, por una actitud de revanchismo infantil, se negó a
acatar el fallo. Pero meter la cabeza en el agujero no le va a servir
para evadir a la justicia y por el contrario, agrava el problema, que es
lo que hoy estamos viendo. Este personaje simplemente considera que
puede hacer lo que se le antoje y cree estar por sobre la justicia.
4.-Era un proyecto político y no una empresa:
Todos
los medios de comunicación son proyectos políticos y ciertamente Diario
Uno lo fue. Sobre si era una empresa o no, habría que definir el
término, pero manejaba dineros, flujos, hacía pagos y compras, recibía
aportes, facturaba, en fin... pero todo esto era manejado reservadamente
por el Sr. Claude, así que no podemos afirmar si era una empresa
rentable en lo económico o no. En cualquier caso, hasta las empresas con
problemas deben responder primero a sus trabajadores. Lo que no
logramos entender ni podemos aceptar es que, por el hecho de trabajar en
un medio de comunicación con una línea editorial que puede definirse de
"izquierda", los periodistas no tengamos derechos laborales. Si
nosotros mismos denunciamos un Código Laboral hecho a la medida de los
empresarios, lo justo es que a lo menos, esos derechos sean respetados.
5.- Razones de la demanda:
Mientras
nos encontrábamos en la oficina del periódico, editando el número, el
Sr. Claude nos manda la editorial para revisarla, siendo el último
material entregado. Es en ese momento que nos enteramos que ese sería el
último número en salir. Es evidente que el Sr. Claude tomó mucho antes
la decisión de cerrar el periódico, pero simplemente no consideró
necesario comunicárselo precisamente a quiénes hacíamos el diario a
tiempo completo. Una evidente falta de respeto, de valoración por el
trabajo ajeno y una vulneración a las ya precarias leyes laborales, que
exigen un mes de aviso. Ante nuestro reclamo, simplemente señaló que
debíamos darle "las gracias" por habernos dado trabajo y permitirnos
publicar en su medio. Frente a esa situación, incluso le ofrecimos que
nosotros podíamos sacar el diario por nuestra cuenta, sin pedirle un
peso, pero se negó rotundamente, afirmando además que él era dueño de la
marca y que no podíamos usarla.
Frente
a esta actitud, sólo nos quedó recurrir a tribunales, no por plata,
porque entonces sólo lo que nos debía pagar era el mes de aviso, sino
por dignidad. ¿Por qué llegamos a una cifra de casi 20 millones de pesos
de indemnización?, porque en su típica actitud soberbia y altanera, se
negó a pagar algo tan básico, así que el monto se fue sumando,
agregando multas, cotizaciones e intereses durante años, hasta llegar a
este punto. Si el Sr. Claude hubiera tenido la mínima deferencia de
avisarnos con un mes de anticipación que iba a cerrar el diario o de
tener la altura y generosidad de permitirnos continuar el proyecto por
nuestros propios medios, nada de esto habría sucedido.
Consideraciones finales:
Considerando
que el juicio se remonta hace tres años atrás, es claro que no ha sido
de nuestro interés hacer un debate público sobre este asunto. Pero ante
la acumulación de descaradas mentiras y destemplados ataques del Sr.
Claude y un grupo de sus acólitos, que opinan y atacan sin conocer en lo
absoluto el caso, nos vemos en la obligación de hacer estas
aclaraciones. Asimismo, nos reservamos el derecho de proseguir la
denuncia pública que se ha desencadenado, en caso de que este asunto no
sea resuelto en forma rápida, satisfactoria y respetuosa.
Iván Valdés, periodista y ex Editor General del Diario Uno
Andrés Figueroa Cornejo, periodista y ex Sub-editor y corrector de pruebas de Diario Uno
Chile, 25 de octubre de 2013
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