En Chillán dejó una huella imborrable a través del mural que pintó en la municipalidad, que fue borrado por militares.
Pesar había este jueves en Costa Rica y Chile por la muerte del destacado muralista Julio Escámez, quien estableció un fuerte nexo con la ciudad a comienzos de la década de los setenta, cuando el entonces alcalde Ricardo Lagos le pidió pintar un mural en la Municipalidad de Chillán.
La obra, titulada “De principio a fin” fue inaugurada por el Presidente Salvador Allende en 1972 y un año más tarde fue destrozada por militares tras el golpe de Estado de 1973. Luego de conocer lo que pasó con su obra en Chillán, Julio Escámez decidió abandonar Chile con rumbo a Costa Rica, país que lo cobijó hasta este jueves, cuando falleció a los 90 años.
Desde su llegada al país centroamericano, el artista comenzó a desarrollar tareas docentes en universidades, además de continuar pintando. Este jueves, el Presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, lamentó la muerte del artista a través de su cuenta de Twitter, argumentando que “en nombre de Costa Rica y la Universidad Nacional, nuestro agradecimiento eterno, paz y descanso al alma”.
Tan solo hace algunas semanas, la Universidad Nacional le había otorgado el título Doctor Honoris Causa, en una ceremonia a la que Escámez asistió a pesar de su avanzada edad.
Visita a Chillán
La última vez que Escámez visitó la cuidad fue en el 2010, en el marco de las conversaciones que comenzó en Chillán el gestor de la Sociedad de Empleados de Comercio, Juan Cifuentes, para que el artista pudiera pintar un nuevo mural en la Municipalidad de Chillán. El 25 de enero de ese año el artista sostuvo una reunión con el alcalde Sergio Zarzar para hacer una réplica que incluso ya contaba con la correspondiente maqueta, sin embargo, la iniciativa no prosperó por falta de recursos.
En aquella oportunidad, y en conversación con LA DISCUSIÓN, el artista dijo que “sin duda que siento una emoción tremenda de volver a Chillán. La ciudad me trae muchos recuerdos. Varias veces estuve cerca de Chillán, pero por diversos motivos, no pude venir antes. Lógicamente me invaden sentimientos encontrados, donde siempre está presente el recuerdo de lo que pasó con mi mural”.
En la misma entrevista, el artista recordó que cuando se enteró de lo que había ocurrido con el mural en la Municipalidad de Chillán, decidió salir del país porque “sentí que después de esa atrocidad, mi vida corría serio peligro”.
Pesar
La artista, docente e integrante del Grupo Tanagra, Gladys Bornand, conoció de cerca a Escámez, antes que llegara a Chillán para pintar el famoso mural destrozado. “Él fue amigo de mi marido y cuando nos casamos, Julio asistió a nuestro matrimonio en 1970. Era bien sencillo, una persona con harta llegada, afable y muy talentoso”, recuerda. “A él lo invitó a Chillán Eduardo Contreras cuando él era el alcalde. Trabajó con Hugo Peña, ayudante, y pudimos ver el proceso visitándolo en la municipalidad periódicamente”, recordó.
Efectivamente, fue Eduardo Contreras quien le hizo la invitación de venir a pintar en Chillán. El ex alcalde de la ciudad se mostró este jueves muy afectado también con la noticia. “Lo conocí en casa de Joaquín Gutiérrez, costarricense también, e hicimos una gran amistad antes que yo fuera regidor. Siendo regidor presentamos el proyecto para que se hiciera el mural en ese enorme muro. La idea era que reflejara la realidad de Chile y las esperanzas del futuro. Julio aceptó y la municipalidad lo votó por unanimidad. Se terminó siendo alcalde Ricardo Lagos y se inauguró cuando yo ya era diputado. Vino la Orquesta Sinfónica de Chile, el Presidente Allende, y poco antes de esa ceremonia, Pablo Neruda, amigo de Julio”, precisó.
“Julio era un tremendo artista. Tenía obras en el Museo de Arte Moderno en Nueva York y en muchos otros. Yo diría que él era menos conocido en Chile, salvo por el mural de la Farmacia Maluje, el de la Escuela de Lota y el de Chillán. El mural de la municipalidad fue muy fotografiado por revistas especializadas. Por eso, cuando en 1973 lo destrozaron, lo hicieron primero con alquitrán. Cuando se dieron cuenta que se podía rescatar, picaron el muro. Yo ya estaba en el exilio y Julio me mandó un telegrama conocida la noticia. En la carta me dijo que íbamos a regresar a Chile e íbamos a pintar un mural mil veces más bonito y grande. Murió con ese dolor”, agregó.
Al cierre de esta edición, aún no se confirmaba si los restos de Julio Escámez descansarán en Costa Rica, el país que lo acogió durante las últimas décadas, o serán trasladados a Chile para su descanso.
Fuente ladiscusion.cl
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