Investigador en praderas de INIA Quilamapu destaca que la corrección de la acidez de un suelo trumao, a través del encalado, puede aumentar hasta en un 40 % la productividad de este importante cultivo forrajero.
La alfalfa es
una de las plantas forrajeras más valiosas para la alimentación animal por su
alto contenido de proteína y su capacidad de fijar nitrógeno del aire. Sin
embargo, para que esta leguminosa crezca fuerte y nutritiva durante los cuatro
años que permanece en una pradera, el suelo debe estar bien preparado. Un
aspecto fundamental en esta preparación es el encalado, procedimiento que
resulta fundamental para la corrección de la acidez de suelo a la que la
alfalfa es sensible. La acidez se mide mediante un parámetro químico que es el
pH, y solo se recomienda la siembra de alfalfa cuando el suelo tiene un pH
sobre 6.
Al respecto, el
investigador y especialista en praderas de INIA Quilamapu, Luis Inostroza, sostuvo
que en los suelos trumaos de la precordillera y del valle central regado, como
los de la Región de Ñuble, el pH suele ser ácido (inferior a 6), lo que afecta
seriamente el desarrollo de la alfalfa. Agregó que el encalado permite corregir
esa acidez, lo que mejora la fertilidad y activa la capacidad de la planta para
absorber nutrientes.
¿Cuánta cal y
cuándo aplicar?
El experto indicó
que la finalidad del encalado es llevar el pH del suelo a niveles cercanos a 6
(nivel 7 indica un suelo neutro), para que la alfalfa se desarrolle con vigor.
“Si el análisis de suelo indica un pH de 5,8, se recomienda aplicar unas dos
toneladas de cal por hectárea, nunca más de eso”.
Inostroza añadió
que incluso en suelos con pH neutro, resulta recomendable aplicar una tonelada
de cal antes de la siembra, ya que durante su crecimiento la alfalfa absorbe
grandes cantidades de calcio, por lo que el encalado también actúa como un
fertilizante complementario. Eso sí, advirtió que la cal no hace efecto de
inmediato, ya que para que ocurra la reacción química en el suelo, se requiere
tiempo y humedad. “Lo ideal es aplicar la cal al menos un mes antes de sembrar,
ojalá tres, y si es posible, un año antes en ambientes de secano, pero el mínimo
es un mes con suelo húmedo”, mencionó.
Evitar
errores: fósforo y cal por separado
Uno de los
errores más comunes es aplicar fósforo y cal el mismo día de la siembra, contó
el investigador de INIA. “El fósforo es esencial para el inicio del cultivo,
pero si se mezcla con cal, se inmoviliza y no estará disponible durante los
primeros meses. Eso significa pérdida de nutrientes y de dinero”, enfatizó.
El fósforo debe
incorporarse solo al momento de la siembra. Aclaró que “es un nutriente con muy
poca movilidad, por lo que si no se incorpora al suelo desde el inicio, no
sirve aplicarlo después de forma superficial”. Explicó que, una vez establecida
la alfalfa (al segundo año), el 80 % de las raíces absorben nutrientes entre
los 30 y 40 cm de profundidad de suelo, por lo que aplicar fósforo en
superficie será solo para nutrir las malezas.
Consecuencias
de no encalar
“En un suelo
ácido, si no se incorpora cal la alfalfa no prospera”, prosiguió Luis
Inostroza, tras lo cual afirmó que “un cultivo sin corrección de acidez puede
reducir su productividad entre un 30 y un 40 %, lo que en cuatro años, la
pérdida es significativa”.
Sostuvo que,
en condiciones de riego, una alfalfa bien manejada puede producir más de 20
toneladas anuales por hectárea, mientras que en zonas de secano, la cifra baja
a 12 toneladas. Pero sin cal, los números se desploman y afectan el aporte
proteico de la alfalfa. Ello porque una alfalfa con deficiencias en nutrientes
ofrece menos proteína a los animales, lo que impacta en su desarrollo. El
investigador de INIA recalcó que una planta amarilla es una planta con baja
proteína, que se traducirá en animales más pequeños. Para evitarlo, los productores
deberán compensar la alimentación con otro tipo de forraje, lo que incrementará
los costos.
Una labor
clave, incluso en la pequeña agricultura
Aunque
algunos pequeños agricultores no cuenten con maquinaria moderna, el encalado
sigue siendo una práctica viable que puede hacerse de forma manual y luego
incorporar la cal con rastra de tiro animal. “Lo importante es no mezclarla el
mismo día con fertilizantes, ni pasar la rastra inmediatamente después de
aplicar ambos productos. Es práctico, pero poco efectivo”, concluyó Luis Inostroza.

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