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Destacado académico alerta sobre el impacto negativo de permitir la extracción de musgo “pompón” a través de la ley de turberas.


La extracción del musgo podría tener enormes efectos adversos como la liberación de Metano, gas de efecto invernadero 80 veces más poderoso que el CO2 para el calentamiento global.


El destacado académico, investigador y profesor asistente de la Universidad de Magallanes, Roy Mackenzie Calderón, ofreció una entrevista donde abordó el polémico proyecto de ley de turberas en Chile, también conocida como #leypompon. En sus declaraciones, Mackenzie expresó su preocupación por la decisión del gobierno de permitir la extracción del musgo pompón, destacando que las turberas (ecosistema conjunto turba/pompón) desempeñan un papel crucial en la mitigación del cambio climático (al retener carbono y metano) y la conservación de la biodiversidad. Además, el investigador enfatizó la necesidad urgente de invertir en investigación y restauración de estos ecosistemas degradados.



La entrevista arrojó luz sobre los desafíos ambientales y climáticos que enfrenta la Ministra de Medio Ambiente Maisa Rojas, que busca un equilibrio entre las demandas de crecimiento económico y un freno concreto a la emergencia climática. Mackenzie hizo hincapié en la importancia de tomar decisiones basadas en la evidencia científica y de implementar medidas de fiscalización efectivas para abordar el mercado negro y la extracción no sustentable de musgo pompón en las turberas.

Además, subrayó que la restauración activa de los ecosistemas degradados es esencial para mantener los servicios ecosistémicos que brindan la unidad turberas/pomponal (purificación y almacenamiento de agua y captura de carbono) y cumplir con los compromisos nacionales e internacionales para combatir el cambio climático (NDC).

Cabe consignar, que, en el marco de la tramitación del proyecto de ley de turberas, más de 300 organizaciones socioambientales y científicas solicitaron la prohibición de extracción de turba y musgo pompón para todo el país. La iniciativa se encuentra en último trámite legislativo, en Comisión Mixta.

Por su parte, la Ministra Maisa Rojas, en última sesión de comisión, presentó la posición del ministerio cual es prohibir la explotación de turberas en Chile, pero permitir la extracción del musgo pompón de acuerdo al artículo 41 de ley que crea el servicio de biodiversidad y áreas protegidas, que permitiría explotar el musgo, pero con mayores medidas de fiscalización, lo que podría tener enormes efectos negativos, como la liberación de Metano, gas de efecto invernadero, 80 veces más potente que el CO2 para el calentamiento global.

A continuación, la entrevista a Roy Mackenzie Calderón, Profesor asistente de la Universidad de Magallanes en Puerto Williams; Investigador del Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC) ; Investigador del Instituto de Biodiversidad de Ecosistemas Antárticos y Subantárticos.

Roy Mackenzie Calderón, Profesor asistente de la Universidad de Magallanes en Puerto Williams



1. ¿Qué opina de la posición presentada por la ministra?

La posición de la ministra es la del Gobierno, que debe buscar puntos intermedios para satisfacer las demandas de crecimiento económico y de protección del medio ambiente. Es una posición seguramente incómoda ya que antes de ser Ministra de MMA, la Dra. Maisa Rojas entregaba argumentos contundentes para priorizar la conservación de las turberas, como por ejemplo, en la carta de su co-autoría publicada en la revista Science el año 2019, en donde urgía al gobierno de Chile a invertir en la protección de estos ecosistemas, demostrando que son capaces de almacenar 4.7 veces más carbono que los bosques de la Patagonia. Si bien se han logrado avances relevantes en legislación para la protección del medio ambiente con la ley que crea el servicio de biodiversidad y áreas protegidas (SBAP), creemos que fue un error no prohibir la extracción del musgo pompón en el artículo 41, ya que las turberas ocupan un lugar prioritario en función de mitigar los efectos del cambio climático y cumplir con los compromisos internacionales ya firmados. En palabras más directas, no hay otro sistema conocido capaz de reemplazar o compensar lo que hacen las turberas secuestrando carbono y almacenando agua, por lo que perder estos ecosistemas conlleva efectos perjudiciales a nivel local (con el agua) y planetario (con el carbono) en el corto y mediano plazo. Para las organizaciones ambientalistas es una gran frustración que el autodenominado gobierno ecológico, a través de su ministra quien además es una excelente investigadora y líder en área, no tome decisiones basadas en datos científicos que hace ya varios años señalan a las turberas como un ecosistema estratégico para la adaptación al cambio climático y la conservación de la biodiversidad.

2. ¿Cuál es la mayor dificultad para ejercer una fiscalización eficiente a una posible “poda” de pompón?

La dificultad más evidente en la implementación de una fiscalización eficiente es la falta de fiscalizadores y de recursos para fiscalizar en turberas, que por definición, están en lugares remotos y son de difícil acceso. Hasta el 2022, en 2 años el SAG solo había realizado 29 fiscalizaciones a los planes de manejo declarados en el marco del DS 25 del MINAGRI (que supuestamente regula la extracción de musgo pompón). Sin embargo los volúmenes de exportación en esos años revelan una extensión de turberas cosechadas mucho mayor. No se sabe si es que se detectó alguna irregularidad o si es que se emitió alguna multa derivada de malas prácticas de cosecha. No obstante, las agrupaciones de pomponeros declararon ser aproximadamente 10.000 trabajadores, mientras que en el SAG sólo hay registrados menos de 1200 personas en las 4 regiones del sur de Chile, quienes si cumplirían con las capacitaciones de cosecha sustentable de pompón descritas en la normativa oficial. Esta diferencia de más de 8.000 trabajadores declarados del pompón versus los inscritos según la normativa vigente, revela la incapacidad de la fiscalización actual y un mercado negro que por una parte funciona en su mayoría en la informalidad ambiental y laboral, hasta llegar a extremos de “esclavitud moderna” como revela El Mostrador; y por otra parte, tiene una expansión desmedida, como se observa en los datos del año 2022 en que la cosecha y exportación de musgo pompón aumentó en un 87% respecto del 2021, según reporta el último informe del INFOR (Boletín N° 41, marzo del 2023).

3. ¿Cuál es la relación entre turbera y pomponal? ¿Pueden considerarse por separado?

Ambos son humedales, y como tales tienen una relevancia en el ciclo del agua y en la conservación de la biodiversidad local, especialmente en la vida anfibia. Ambos están dominados por el musgo Sphagnum magellanicum (pompón). Las diferencias son más bien de tiempo: se considera que un pomponal tiene un origen antropogénico, esto es, como resultado de una actividad humana como los incendios forestales o la tala rasa de bosque nativo. Esta formación vegetacional por lo general data de las actividades productivas de los primeros colonos de la Patagonia y son bien reconocibles en Chiloé gracias a lo que se sabe de la historia natural de la isla. Son ecosistemas geológicamente muy nuevos, y por lo tanto no tienen aún una acumulación relevante de turba por debajo de la capa del musgo, ya que en condiciones óptimas (frio, anegamiento y acidez), se acumulan solo 0.5 – 1 mm de turba anual. Podría considerarse como el primer paso en la formación de una turbera, aunque faltarán miles de años de crecimiento de musgo y su consiguiente acumulación de materia vegetal en forma de turba para llegar a llamarse así.

Por otra parte, una turbera en la Patagonia tiene un origen post-glacial, es decir, crece en lugares donde los glaciares han retrocedido y su edad geológica promedio supera los 13.000 años. La acumulación de turba debajo de la capa vegetal compuesta por Sphagnum magellanicum es de varios metros de profundidad y su capacidad de almacenar agua es muy alta. Como cuerpo de agua, tienen una gran influencia en la regulación de eventos ambientales como olas de calor, sequias y precipitaciones extremas, otorgando humedad ambiental o absorbiendo el exceso de agua. Estos eventos climáticos son cada vez más comunes debido al calentamiento global. También los juncales se asocian a los márgenes de las turberas, siendo estos muy relevantes en el arte de la cestería que practican los pueblos originarios de las regiones de Aysén y Magallanes.

Personalmente pienso que no pueden considerarse por separado, ya que ambos son humedales y por lo tanto entregan importantes servicios ecosistémicos asociados a la productividad vegetal, fijan CO2 atmosférico, almacenan y filtran agua fresca, son hábitat para la biodiversidad, entre otras cosas, siendo la diferencia principal el almacenamiento de carbono en forma de turba. Dicho eso, pienso que los pomponales son laboratorios naturales que permiten estudiar la dinámica del Sphagnum magellanicum en su ambiente natural sin poner en riesgo la turba de las turberas milenarias. Generar I+D asociado a los pomponales como área de experimentación podría ser una buena alternativa para evaluar un sistema de cultivo y restauración con Sphagnum magellanicum.



4. ¿Debe prohibirse la extracción del musgo pompón? Cuáles son las principales razones para hacerlo

Pensamos que debe prohibirse la extracción del musgo pompón al menos hasta que existan avances en dos frentes: Primero, que se hagan inversiones importantes en investigación sobre el crecimiento del musgo pompón y las alternativas agroproductivas para cultivarlo, algunas que ya se han estado estudiando a escala piloto por algunos investigadores nacionales (ver capítulo 12 de libro Domínguez et al. 2021, INIA). El uso que se le da al musgo por parte de la industria tanto nacional (que escasamente lo utiliza) como internacional, tiene muy bajo valor agregado, porque se utiliza principalmente como sustrato inerte para el cultivo de otras plantas o como embalaje para el transporte de elementos delicados. Es altamente probable que, en el escenario internacional que busca mitigar los efectos del cambio climático, se reemplace su uso por otros materiales que no estén asociados a crisis socio-ambientales en su país de origen. Y segundo, que exista una medida de restauración activa sobre las turberas degradadas tanto por la extracción del pompón, como por incendios forestales, castoreras, cortes por camino, y otras situaciones negligentes. Lo que se debe recuperar es la capacidad fotosintética y fijadora de dióxido de carbono de la turbera, para que mantenga los servicios ecosistémicos en el tiempo. Resulta difícil aceptar que la restauración de estos ecosistemas tan relevantes para la mitigación del cambio climático se deje a su propia suerte (restauración pasiva, sin intervención adicional), luego de una cosecha que extrae hasta el 70% de la cobertura de Sphagnum de una turbera, en un planeta que se está calentando y que le es cada vez menos favorable. Investigaciones del INIA y la Dra. Carolina León van en esta dirección, para la restauración de turberas, con resultados prometedores pero cuyos beneficios más importantes se adquieren a mediano y largo plazo.

5. Según las contribuciones nacionales determinadas (NDC) comprometidas por el país, ¿qué impactos podría tener la medida anunciada por la ministra?

Las turberas fueron incluidas en las NDC en una actualización el 2020 en donde se señala claramente su contribución al disminuir los gases de efecto invernadero, y sus amenazas, entre las que menciona la extracción no sustentable y los efectos del cambio climático. El carbono forma parte estructural del musgo, y cuando este muere, gracias al anegamiento, el frío y la acidez características de las turberas esfagnosas, los microbios no descomponen el tejido vegetal y éste se acumula en forma de turba por miles de años. Esta es la forma en que el carbono se almacena en una turbera y es uno de sus principales servicios ecosistémicos, junto con el almacenamiento de agua y la mantención de la biodiversidad. El carbono que compone el tejido vegetal queda sepultado mientras la turbera crece en la superficie, gracias a la productividad del musgo pompón.

Las turberas están involucradas en el ciclo del carbono de al menos 2 maneras: mediante la fijación de dióxido de carbono (CO2) por fotosíntesis, y por las emisiones naturales de metano. Estas suceden en distintos lugares de la turbera: la fotosíntesis y fijación de CO2 sucede en la capa superficial, donde el Sphagnum y la vegetación asociada tiene acceso a la luz y al aire y hay un crecimiento activo del musgo; mientras que la generación de metano (metanogénesis) sucede en las partes profundas de la turbera, en un ambiente dominado por bacterias que no utilizan oxígeno y que producen metano como resultado de la lentísima digestión de la turba. El metano producido en forma de burbujas de gas sube por la turba hasta la parte superior de la turbera, donde se libera a la atmosfera. El metano es un gas de efecto invernadero que es 25 veces más poderoso que el CO2, y por lo tanto debemos procurar que se libere la menor cantidad posible de este gas. Afortunadamente, en una turbera con una capa superior saludable de Sphagnum, las emanaciones de metano son en gran parte consumidas por microbios simbiontes metanótrofos (que se alimentan de metano). Estos microbios viven en el Sphagnum, necesitan aire y disminuyen significativamente el metano que se produce en las partes bajas de la turbera, haciendo que las emanaciones netas de metano de las turberas sean pequeñas y contenidas. Evidentemente, si se remueve la capa de Sphagnum se remueven con ella los microbios simbiontes capaces de esta reducción y por lo tanto la turbera se convierte en un emisor neto de metano, junto con dejar de fijar dióxido de carbono. Doble problema, porque junto con perder los servicios ecosistémicos que brindan las turberas, al alterar cualquiera de sus tres componentes principales (agua, turba o vegetación) se transforman en enormes emisores de gases de efecto invernadero, que empeoran el desempeño del país en los compromisos de la NDC y la calidad de vida de las personas y los ecosistemas.

Según el DS 25, la normativa de cosecha sustentable de Sphagnum magellanicum permitiría buenos resultados de restauración, ya que la turbera se regenera sola después de un tiempo sin explotación a partir del 30% de cobertura de Sphagnum que se deja intacto. Sin embargo, no hay ninguna evidencia publicada ni en informes de instituciones ni en revistas científicas sobre esta recuperación del ecosistema explotado en la que se basa toda la estrategia de cosecha sostenible. No existe una turbera que se haya recuperado luego de la cosecha de musgo pompón que se pueda usar de referencia como para saber que al cumplir la normativa dispuesta por el DS 25 y fiscalizada por el SAG, efectivamente se recuperan estos ecosistemas. No se han medido los cambios en las emanaciones de metano o en la fijación de dióxido de carbono, no se han realizado evaluaciones ambientales en el tiempo ni informada la existencia de flora y fauna endémica o de especies en peligro de extinción antes y después de la cosecha. Tampoco se ha estimado la resiliencia del ecosistema para conocer cuánto se puede cosechar sin alterar irreversiblemente estos ambientes ni se ha realizado una estimación de los beneficios monetarios que otorgan los servicios ecosistémicos que se van a perder con la cosecha del pompón. En el intercambio entre costo y beneficio, estimamos que las ganancias son marginales y para unos pocos, mientras que los costos los asumimos todos quienes vivimos en entornos rurales y que dependemos de servicios ecosistémicos como el agua o la moderación de eventos climáticos que prestan las turberas.


6. Si usted fuese ministro de medioambiente, ¿cuál sería su posición en este caso? ¿Cómo debiese quedar este proyecto de ley y por qué?

Yo sería un pésimo Ministro de Medio Ambiente porque tomaría decisiones basadas en evidencia y sin escuchar demasiado a quienes insisten en relativizar el impacto que nuestras actividades están generando en el medio ambiente. La Ministra está obligada a escuchar todas las opiniones y lograr acuerdos y votos que representen avances para la conservación de la biodiversidad y respondan al mismo tiempo a una propuesta de gobierno que sigue en la lógica del crecimiento económico. Me atrevo a decir que probablemente la Dra. Maisa Rojas hubiese preferido prohibir la cosecha de Sphagnum para asegurar la mantención de los servicios ecosistémicos de los que en gran medida dependemos. Sin embargo, se entiende que la Ministra de Medio Ambiente tiene que conciliar las distintas visiones y la situación es más compleja en el contexto de la transición justa hacia actividades de la vida rural más conscientes con la naturaleza. Es necesario remarcar también que nuestro reclamo no va dirigido solo a la Ministra, sino que más bien a parlamentarios y agrupaciones que utilizaron información sesgada para defender una posición que es nociva para la adaptación al cambio climático global. Es lamentable que en el parlamento chileno exista tan poca consciencia de las crisis socio-ambientales que enfrentan los chilenos y se prefiera mantener un rubro con escasa ética biocultural, con condiciones laborales precarias y un mercado que opera casi sin fiscalización.

7. Algún tema que le parezca relevante que quiera mencionar

Las medidas de fiscalización deben ir asociadas a inversiones en Investigación y Desarrollo para fomentar la restauración de ecosistemas degradados de turbera, y el desarrollo de biomateriales que reemplacen el uso de la turba y el pompón en las industrias que aún lo utilizan como insumo. Dada la urgencia climática en la que nos encontramos, tanto local como planetaria, la restauración de los ecosistemas no puede ser pasiva, y se deben dedicar esfuerzos de investigación y planificación para lograr un manejo efectivo de estos ecosistemas, de tal manera que podamos extraer materias primas de forma racional sin afectar los servicios ecosistémicos que benefician a toda la comunidad humana y no-humana.

Por Territorios Comunicaciones

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