El
MIR de Miguel, crónicas de memoria: la memoria de otra juventud
¿Cómo se podía escribir
una biografía-crónica distinta a una hagiografía o a una caricatura adorativa?
¿Y, que dada esa opción pueda
augurar un resultado diferente? O sea,
donde lo público se atreva a entremezclarse con el ámbito de lo privado, y eso
permita prefigurar visiones más complejas, que el presente pareciera demandar.
¿Cómo relacionar las vidas de esa juventud, con la de una organización
revolucionaria de los 60?
Entre sus motivaciones,
el autor ha explicitado que su investigación ha tenido la presión de un
inexorable reloj biológico. Sólo un antecedente: hasta el momento, en esta
investigación de más de alrededor de 122 entrevistas, han fallecido nueve de
sus entrevistados, el último Patricio Manns. Las clandestinidades, las
persecuciones, la tortura, la prisión, los abusos de todo tipo, el exilio, la
disgregación, las secuelas personales y familiares, el peso de la derrota, el
quedar fuera del juego de la transición como generación política, todo eso, ha
ido mermando a esas generaciones.
La mayoría de los y las
entrevistadas son sobrevivientes de experiencias límites. El azar e insondables
factores de los perpetradores, explica por qué no se transformaron ni en
detenidos desaparecidos ni en ejecutados, después del secuestro, la tortura y
la prisión. Sobrevivieron.
Este
periodista-escritor el 2013 ya había publicado en el área de la investigación una
obra que optó por asumir el día del golpe en Santiago desde la singularidad de
los derrotados: o sea, la actitud de enfrentarse con armas frente a las
mayoritarias fuerzas golpistas. Era el libro Martes once, la primera
resistencia (2013, Lom). Al igual que en esta nueva entrega, mucho tiempo de
investigación y la crónica convertida en una secuencia fílmica plagada de
detalles. Un montaje de voces para reconstruir ambientes y escenas históricas e
inexistentes.
Pero
las generaciones miristas y las experiencias límite vividas son un corolario de
“costos” que se reproducen como eco en las nuevas generaciones de hijes y
nietes, las que también a partir de sus propias herramientas y percepciones
reflexionan y cuestionan sobre esos actos de origen.
Esta
extensa obra es la historia de una juventud de hace 50 o 60 años en formato de
crónica y testimonio. Miguel Enríquez es uno más de ellos, pero ciertamente el
más simbólico, aunque resulte demasiado similar a tantos.
Dice
su autor: “Me decidí por asumir un autor-narrador que oficiara como un
montajista de esas muchas voces, incluso contradictorias y disonantes. La
reconstrucción supone que no existe una historia única, que cada uno cuenta su
relato, desde la condición que le correspondió en ese circunstancial momento:
ser parte de un nivel de dirección o un sencillo y anónimo militante; su
experiencia situada en la capital o en alguna provincia; pertenecer a las
tareas públicas y de ‘masas’ como se denominaba, o ‘especiales’ según esa
nomenclatura de secretismo y compartimentación”.
Esta
extensa investigación iniciada a fines del 2013 y escrita en pandemia entre el
2020 y 2021 no tenía ninguna posibilidad de prever la revuelta popular del
18/0. Ese movimiento de audacia y voluntad que a partir de un grupo de jóvenes
secundarios tensionando el transporte del Metro de Santiago fue capaz en menos
de una semana de cristalizar la imantación de otros miles a nivel nacional y
luego de millones de rabiosos ciudadanos que perdían el miedo y pasaban todas
las cuentas acumuladas de la dictadura... y de la transición.
El trabajo de estas
crónicas de memoria es ambicioso porque está desplegado en 40 capítulos. En una
primera etapa se presenta en un estuche con dos volúmenes, que abarcan la
primera etapa en 1000 páginas. Cronológicamente desde los años 60 hasta el día
del golpe cívico-militar.
Temáticamente busca simultáneamente
reconstruir una panorámica que incluya desde las tareas secretas de la
infiltración en las fuerzas armadas, hasta contar los 62 días de épica
existencia de la radio Nacional mirista. La crónica reconstruye a Miguel en sus
sentimientos y amores, en sus paternidades, en sus más significativos duelos y en
las desconocidas cartas de su tiempo de expropiador de bancos y esposo enamorado.
Según su autor:
“rememorar esas experiencias es necesario porque ese traspaso con la implosión
del MIR ha quedado trunco y porque que tras toda esa historia no solo estaba el
dolor y los errores, sino también muchas experiencias que hoy son objeto del
ojo investigador y crítico. En no poca medida épica y dignidad”.
La
relación entre Miguel Enríquez y Salvador Allende, las complicidades existentes
entremedio son un vector presente y significativo de este inusual trabajo. Los
plazos que se ha tomado y la extensión de las fuentes de entrevistas tampoco
son las habituales en nuestro medio, mucho menos en esta época de publicaciones
instantáneas.
Vidaurrázaga
respecto a la extensión de sus entrevistados manifiesta: “Siempre estuvimos
convencidos de que tenía que ser una historia cimentada en múltiples voces, que
incluso discreparan. Tenía que ser un número significativo para constituir una
masa crítica. La generación prioritaria debía ser esencialmente la fundadora,
tampoco podía ser la única: junto a la del 44 estaba otra intermedia de los 50
y luego la nuestra de los 55. Nadie recuerda todo y lo que se recuerda es generalmente
una selección pulida de lo que se puede y quiere recordar. Aceptar esa
condición es esencial”.
Su
publicación en el complejo contexto de la pandemia está prevista para fines de
octubre o comienzos de noviembre, luego de un extenso y acucioso trabajo de
revisiones y referencias.
Los
acontecimientos de los últimos meses y las expectativas abiertas sobre el
futuro de Chile luego de la revuelta de octubre del 2019 y con una Convención Constituyente
constituida, auguran significativas y atentas recepciones para una obra de
estas características.
Con
el sello NegroEditores estos dos primeros volúmenes de “El MIR de Miguel,
crónicas de memoria” proponen una nueva forma de relacionar la biografía como
género literario junto a la crónica, en tanto diversidad de voces. Que una
juventud de otro tiempo relate sus experiencias justo en este presente donde
emergen movimientos, rebeldías y nuevos liderazgos, pareciera ser significativo,
tanto como traspaso histórico y también como mirada crítica.
Estas
son historias, donde cualquier semejanza con la realidad no es una mera
coincidencia, sino es ella misma, desde los inicios de los 60 hasta el día del
golpe.
Noviembre
de 2021.
Ignacio Vidaurrázaga Manríquez
Nació en Santiago en 1955. Entre los 17 y los
35 años integró el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), de Chile. Con
el golpe de estado de 1973, pasa a la clandestinidad hasta fines de 1975,
cuando sale del país y se exilia en Bélgica. En 1980 retorna clandestino al sur
de Chile. Posteriormente es secuestrado, torturado y encarcelado entre los años
1984 y 1990. Su hermano Gastón, también militante del MIR fue secuestrado y
muerto en venganza al frustrado tiranicidio.
Es periodista de la Universidad ARCIS y
magister en Literatura mención Hispanoamericana de la Universidad de Chile. Ha
escrito: Se vive para darse (1987, Editorial LAR), un poemario escrito
en prisión con dibujos de su hermano Gastón, mirista que es secuestrado y
ejecutado en 1986. Posteriormente, publica Martes once, la primera
resistencia (2013, Ediciones LOM).
Ha participado en diversas antologías de poesía
y de crónicas de memoria. Durante 30 años ha colaborado en muy diversos medios físicos
y digitales en materias de política, cultura, memoria y DD. HH. Desde el 2017
comienza a publicar textos de divulgación científica en diversos medios. Ese
año participa en la LIII Expedición Científica Antártica del INACH, tras la
reconstrucción de la huella de su padre participante en la V expedición
antártica chilena de 1950-1951. Es Diplomado en Asuntos Antárticos de la
Universidad de Magallanes (2021). Se ha desempeñado laboralmente como docente y
asesor en Comunicación Estratégica. Ha realizado talleres de crónica. Y es un carpintero
autodidacta, oficio aprendido en Chiloé.
Entre los textos aún sin publicar están: 18/0
Días de crónicas y Bitácora Antártica.
Comentarios
Publicar un comentario
El Itihue Es Miembro De La Red De Medios De Los Pueblos de Chile, además integra La Coordinadora de Medios Populares de Ñuble. Su Director Es Samuel Muñoz Orellana Contacto Fono - WhatsApp +56 9 79796843. Mail diarioelitihue@gmail.com. Hola. Necesitamos de tu apoyo económico para seguir con este medio de comunicación, lo puedes realizar a la cuenta Rut 13.618.014-2 BancoEstado/ Chile En la Región de Ñuble, Necesitamos romper el Cerco Informativo Haz un Clip en la Publicidad. Gracias